"El ser humano es un animal de costumbres", escribió Charles
Dickens, y esa afirmación también es válida para nuestra mente, que en muchos
casos se mueve y opera a través de patrones que, de tan usados, creemos que son
completamente fijos.
Vivir así, sin embargo, casi siempre resulta en creer que la realidad en
que vivimos es igual de inconmovible, que nada en ella es susceptible de
modificación.
Pero nada más falso...
Nuestra realidad es frecuentemente una proyección de nuestros pensamientos, de
las decisiones que tomamos en función de éstos y de los hechos que toman forma
a través de aquéllas.
Fue Lao Tsé quien dijo:
Cuida tus pensamientos, pues éstos se convierten en palabras.
Cuida tus palabras, pues éstas se convierten en acciones.
Cuida tus acciones, pues éstas se convierten en hábitos.
Cuida tus hábitos, pues éstos se convierten en tu carácter.
Cuida tu carácter, pues éste se convierte en tu destino.
En este espíritu, compartimos a continuación ocho consejos que pueden
ayudarte a reflexionar sobre la calidad de tus pensamientos y la manera en que
éstos influyen en la realidad que experimentas cotidianamente.