“Razas extraterrestres regresaran a la Tierra. Ellas ampararan ciudades subterráneas que de ellos fueron, y aun habitadas por sus naturales aclimatados. Bajaran para restablecer costumbres que fueron superiores a las nuestras, hoy desaparecidas. Las manifestarán en forma telepática…” (Benjamín Solari Parravicini, Profecías 1959)
En los grupos de contacto hemos continuado recibiendo mensajes de los Guías Extraterrestres, pero en ellos se nos ha venido insistiendo sobre la necesidad de prepararnos para vivir contactos con los maestros intraterrestres; contactos propios de la etapa vigente de la Misión de Contacto.
En cuanto a ésta conexión intraterrestre, sabemos que hace miles de años descendieron en el desierto del Gobi en la Mongolia, un grupo de treinta y dos seres extraterrestres, de igual número de civilizaciones diferentes, que se establecieron en una extraordinaria ciudad subterránea construida a propósito para albergarlos, llamada Shamballa.
Estos seres, que fueron enviados para actuar como Instructores Planetarios de una floreciente humanidad, llegaron a instancias del Concejo de los 24 Ancianos de la Galaxia o Gobierno de Sabios Maestros de los planetas evolucionados de la Vía Láctea, para acompañar el proceso evolutivo del hombre en la Tierra, y para preparar a aquellos que fuesen dignos de ser los guardianes de los Archivos del Conocimiento Oculto de la Humanidad o de la Verdadera Historia Planetaria; aquella que nos emparienta con los visitantes de las estrellas. Llegaría el tiempo en que el conocimiento profundo de nuestro proceso sería necesario que fuese accesible a todos los seres humanos de buena voluntad, para que quien estuviese preparado encontrara en él las respuestas necesarias para saber y hacer entender la misión y el destino colectivo.
En Chile, en La Serena, existe en la zona de El Elqui un valle mágico y esotérico conocido como Cochiguaz , donde en un recóndito lugar entre montañas el magnetismo llega a niveles inimaginados, y en donde se suelen observar permanentemente la presencia de naves extraterrestres (ovnis), entrando y saliendo de las montañas.
Zonas de Energias
Cuidades Intraterrenas
En Chile, en La Serena, existe en la zona de El Elqui un valle mágico y esotérico conocido como Cochiguaz , donde en un recóndito lugar entre montañas el magnetismo llega a niveles inimaginados, y en donde se suelen observar permanentemente la presencia de naves extraterrestres (ovnis), entrando y saliendo de las montañas.
En la actualidad ésta localidad congrega la presencia de muchos sinceros buscadores de la luz, que como maestros del nuevo tiempo, se han establecido en la zona, y orientan a los peregrinos que hasta allí llegan buscando respuestas e iluminación. Hay un sitio preciso donde tres quebradas coinciden sobre una colina rodeada de piedras con petroglifos. Allí en un antiguo pozo chamánico se abría un portal dimensional de conexión con el real tiempo del universo. Pero aún esto es posible de repetirlo si se llega en el momento y en la actitud adecuada.
En algunas de estas ciudades intraterrenas establecidas en puntos estratégicos del mundo, se ubicaron unos cristales capaces de retener en este plano a un colectivo de seres conspiradores que fueron deportados aquí por sus inadecuadas actitudes y mal comportamiento, y que son conocidos en nuestros Mitos y Leyendas como los Ángeles Caídos .
Los primeros que acompañaron a los visitantes e hicieron uso del mundo intraterrestre, fueron los sobrevivientes de la civilización atlante, aquella que surgió como consecuencia de la hibridación de Guardianes y Vigilantes extraterrestres con gente de nuestro mundo.
Uno de esos atlantes que rescató gran parte del conocimiento heredado y lo traslado a buen recaudo, fue el muy famoso y conocido Thot o Hermes Trimegisto, quien aunque asesoraba a la cultura egipcia, mantenía un estrecho contacto con “Amenti” (el Intramundo). La cultura atlante sobrevivió en pueblos como el Nahualt, quienes se decían herederos de la antigua “Aztlan”, una isla continente allende los mares; sino recordemos la fabulosa ciudad de Tenochtitlan, construida sobre una isla en el Lago Texcoco en México, llena de canales, que por su similitud nos hace recordar la capital de la legendaria Atlántida: Poseidonis o Poseidopolis, mencionada por Platón en sus obras.
Durante el largo peregrinaje del pueblo Mexica hacia su tierra prometida, recorrieron el interior de cavernas donde conectaron con sabios maestros intraterrenos. En cavernas como las del Cerro Culiacán, recibieron una instrucción muy especial que los llevaría a conocer y buscar concretar una misión y un destino.
En el ocaso de la civilización maya, una parte significativa de este pueblo escogió marcharse hacia el mundo intraterrestre, donde habrían permanecido hasta nuestro días haciendo uso de conocimientos hoy olvidados fuera de esos lugares.
También los incas en una de las versiones de la fundación de su imperio, mencionan a cuatro clanes, llamados los Hermanos Ayar , que salieron de unas cavernas del Cerro Tamputoco en Pacaritambo (Cuzco), trayendo consigo el conocimiento y la cultura que habrían recibido de seres de gran sabiduría .
Desde que se estableció el reino intraterreno de “Agartha” cuya capital seria Shamballa, muchos personas con espíritus elevados de nuestro mundo han sido convocados a unirse al Gobierno Interno Positivo del Planeta. Los llamados a llegar a estos Retiros o ciudades intraterrenas pertenecen a muchas religiones, escuelas y filosofías, algunos incluso poseerían altos rangos jerárquicos a los que obviamente renuncian una vez que se integran a este reino del universalismo.
Precisamente con todos ellos se ha ido formando lo que se conoce actualmente como “La Gran Hermandad Blanca de los Retiros Interiores” o “Gobierno Interno Positivo Planetario”. Algunos permanecen allí aislados y otros, eventualmente se infiltran en nuestra sociedad para tomarle el pulso a los acontecimientos, y enlazar a nuevos convocados.
La Hermandad Blanca esta formada por una serie de Hermandades que actúan como equipos de trabajo que cumplen en la Tierra funciones especificas, como por ejemplo el mantener la luz y el conocimiento a pesar de todo el esfuerzo de aquellas fuerzas de oposición que permanentemente conspiran contra la humanidad, destruyendo o desvirtuando sistemáticamente la información.
Otras se encargan de canalizar las energías de todos los grupos que trabajan comprometidamente en la superficie, dependiendo de la frecuencia vibratoria de las mismas, entre éstas destaca la Hermandad de Los Siete Rayos, que en la zona del Lago Titicaca ( Puno-Perú) posee un retiro conocido como “La Abadía”, y cuyo portal de ingreso sería una gigantesca formación rocosa donde se encuentra tallada la Puerta de Hayumarka o “El Portal de Aramu Muru”.
Un pórtico inmenso que a manera de puerta ciega resulta un enigma al que no ha sido iniciado en el conocimiento de las Siete Leyes y Principios Universales. Quien llega a dicho lugar en la actitud correcta y obedeciendo a un llamado interior, habiéndose purificado y preparado, podrá no solo abrir el portal utilizando el poder de la palabra o la magia del verbo (los mantrams adecuados), sino que conectará con los túneles y galerías cercanos, que llevan al sitio preciso donde será recibido por los maestros.
En las espesas y húmedas selvas del Manu en el Madre de Dios, también en el Perú, se encuentra otro retiro ubicado precisamente en el Valle de la Luna Azul (Valle de Cosñipata), llamado “El Paititi” o “El Corazón del Corazón”, cuyo nombre secreto es según los guardianes de éste retiro: “Quañachoai” ; y en donde los últimos Incas se refugiaron llevando su sabiduría huyendo de los conquistadores europeos, con la esperanza de que al cabo de quinientos años de purificación planetaria, tal como decía una profecía conocida como “el Pachacuti ”, todo volvería a su justo orden y el Inca volvería a gobernar.
Paititi es una ciudad construida sobre la meseta del Pantiacolla. Una montaña donde nace el río Siskibenia, la cual era conocida en el pasado por los escasos habitantes de la zona, por estar atravesada por insondables túneles donde vivían los “Paco Pacuris”, quienes eran los Sabios Maestros Guardianes vestidos de blanco quienes cuidan los registros de la historia del Mundo.
A esta ciudad se accedería por el caudaloso y peligroso río Alto Madre de Dios, siguiendo más adelante por sus afluentes, desafiando la jungla, y llegando después de varios días al Pongo de Mainiqui o Cañon de Pusharo, donde sobre un muro vertical de piedra aparecen multitud de petroglifos con corazones y rostros humanos, los cuales advierten del ingreso en un territorio prohibido, controlado por la Hermandad Blanca, y donde solo aquel que es capaz de hablar con el lenguaje del corazón puede entrar y volver vivo.
La mayoría de los exploradores al llegar aquí desiste de continuar por cuanto el lugar prueba violentamente a quienes sin haberse preparado lo suficiente se acercan, envolviéndolos en terribles tormentas y fenómenos atmosféricos.
Si uno se atreve a continuar desafiando el estrecho, peligroso y extenso cañón y la espesa jungla, pero sobre todo los propios miedos, llegará al cabo de tres días al pie de la montaña del Pantiacolla, donde los tres posibles ingresos a la ciudad son: a través de una oscura y engañosa Laguna cuadrada de aguas estancadas y profundas, llenas de feroces peces depredadores; o por una intrincada caverna laberíntica llena de abismos y habitada por jaguares; o por una casi invisible pero resbalosa cueva dentro de una cascada infestada de anacondas.
Dentro de la ciudad hay un templo, donde se encuentra “El Gran Disco del Sol”, verdadero Portal entre las dimensiones, y que alguna vez lució su esotérica magnificencia en los muros del Templo del Coricancha en el Cuzco.
En el Brasil existe en la Sierra de Portiaria, en el estado de Goias, el Valle selvático de Parauna, donde en la superficie se pueden apreciar murallas de hasta cuatro kilómetros de largo y cuatro metros de altura, de piedras hexagonales basálticas unidas magnéticamente, que cuidan una zona donde hay pirámides derrumbadas cubiertas por la vegetación algunas de ellas escalonadas, con entradas a ríos subterráneos que conducirían al mundo intraterrestre. Igualmente existiría otra entrada similar en la Sierra del Roncador.
En el Uruguay también habrían entradas al intramundo, aunque algunas son definitivamente de carácter dimensional, como las que se abren ocasionalmente en la Estancia la Aurora, entre Paysandú y Salto. Otras pero como cavernas, existirían en la Sierra de Minas.
En la Estancia la Aurora , cuyo suelo es rico en cuarzos y cristales diversos, llega a concentrarse cada cierto tiempo una gran energía la cual colapsa el espacio tiempo abriendo una puerta o ventana dimensional, a través de la cual los extraterrestres salen con sus naves o se proyectan, y suelen percibirse en los alrededores seres de luz, o siluetas luminosas con las que se puede establecer un contacto. Allí no habría un ciudad intraterrena, pero sí un portal interdimensional con el que se puede conectar con otra realidad quien ha despertado sus potencialidades y posee la vibración adecuada.
En la Argentina se ha venido dando en los últimos años un despertar de los centros de energía y un redescubrimiento de los retiros de la Hermandad Blanca, poniendo al conocimiento público ciudades intraterrestres con los que la gente esta aprendiendo a vincular.
Hoy es muy conocida y difundida la existencia en la acogedora localidad de Capilla del Monte en Córdoba, de una leyenda en donde los indígenas Comechingones lograron salvar la vida, huyendo de los conquistadores europeos , entrando por unas cavernas ubicadas entre el Cerro Sagrado de Uritorco y la zona cercana de Los Terrones.
El lugar se encuentra en una poderosa línea de energía telúrica, actuando el macizo rocoso del Uritorco como una pirámide natural y colector cósmico, que alimentaría una ciudad intraterrena llamada “Erks”, la cual ha sido avistada etéricamente en repetidas ocasiones por lugareños como un conjunto organizado de luces y estructuras a la distancia.
Como vemos son muchos los lugares donde se puede establecer una conexión con la Hermandad Blanca de los retiros interiores, y las oportunidades se van multiplicando como para que esto ocurra. Pero, ¿por qué y para qué?¿Estamos acaso preparados para hacer frente al conocimiento de nuestro proceso planetario y de las intenciones que llevaron a seres de otros mundos a actuar en nuestro planeta a lo largo de nuestra historia?¿Estamos realmente en condiciones de saber a ciencia cierta quienes fueron nuestros padres planetarios, y por qué y para qué existimos?
El descubrimiento en la actualidad de la presencia de seres iguales o diferentes a nosotros; de nuestra propia naturaleza o de naturaleza distinta coexistiendo con nosotros en el mundo, con sus propios propósitos e intenciones, nos esta conduciendo a una profunda confrontación con nuestras creencias. Mas aún cuando se hace cada día más cercana la posibilidad de un diálogo frontal con aquellos seres.
Debemos prepararnos a enfrentar el develamiento cada vez mayor de secretos y misterios, como algo incontenible y propio de nuestra edad evolutiva que hace que lo que no se nos dice, lo percibamos por nosotros mismos, pero que igualmente dicho conocimiento intuitivo o deducido producirá cambios significativos en nuestra visión de la vida por cuanto ya no somos niños.
Estamos en la adolescencia de la humanidad, el momento en que solemos reafirmar nuestra individualidad y sentar las bases de nuestro futuro. Es el período de formación y de definiciones, tiempo de enfrentar nuestros miedos, por lo que es bueno que sepamos las cosas como son, como para que con madurez sepamos sobrellevar no sólo los fallos de los demás sino también nuestros propios errores corrigiéndolos sobre la marcha.
SIxto Paz.
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